MONASTERIOS EN NAVARRA

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MONASTERIOS EN NAVARRA

EL CISTER EN ESTADO PURO ( MONASTERIOS DE IRANZU Y MONASTERIO DE LA OLIVA )

Los monasterios de Iranzu y de la Oliva son pura soledad, silencio y piedra. Si quiere conocer la esencia del cister vaya a visitarlos, a poder ser un día en el que no haya demasiada gente y si pasea en silencio entre sus muros entenderá mejor lo que pretendo contar.

El cister fue una reforma de la orden de San Benito, que de la vida asceta y austera pasó, en virtud de los muchos bienes acumulados, a la opulencia y a la relajación de las costumbres. Así que unos pocos monjes decidieron que había llegado la hora de volver a los orígenes y se retiraron lejos de las tentaciones del mundo. Fundaron la nueva orden y dejaron muy claro, para no volver a cometer los errores de antaño, los principios en los que iban a fundar sus monasterios: “en lugares apartados y con agua en abundancia”. Apartados para garantizar una vida retirada, y con agua en abundancia porque la orden se iba a regir por el lema: “ora et labora”, es decir “ora y trabaja”. Los monjes cistercienses iban a ser de este modo excelentes agricultores, ganándose el pan con el sudor de su frente.

Y de esta forma surgen en Navarra estos dos monasterios, que si vais a visitarlos os daréis cuente que son muy parecidos en estructura: un claustro, una iglesia, la cocina y la sala capitular, e idénticos en cuanto a la arquitectura: sobrios, sin ornamentación, con la piedra desnuda sin nada que distraiga de la oración.

Hay algo que resulta característico de estas poderosas construcciones arquitectónicas y es el silencio. La última vez que visité la Oliva era un martes a las cuatro de la tarde, estábamos una pareja de franceses y yo, y cuando entramos a la iglesia nos sentamos cada uno por su lado y nos callamos todos. Era inevitable callarse. Y nada se escuchó durante diez minutos. El silencio más absoluto. No me digan que no es toda una experiencia sentir el silencio en estos tiempos. Y lo mismo me pasó en la iglesia de Iranzu, esta vez estaba solo, y allí me quedé un rato largo.

 

 

Aparte de estas maravillosas coincidencias cada uno tiene sus peculiaridades que voy a detallar a continuación:

IRANZU está escondido entre montañas, se llega por una estrecha carretera que en otros tiempos fue un camino entre desfiladeros. Llamarán al monasterio Santa María de Iranzu, que en euskera significa Santa María de los helechos, o del helechal, que es un bonito nombre y que dice mucho del lugar entre montañas en el que se asienta. Si quiere saber más sobre la visita les enlazo a nuestra página web https://turismodenavarra.com/monasterio-de-iranzu/ . Una última recomendación, en la entrada al monasterio hay un pequeño restaurante, en el que cuando fui con mi familia nos atendieron muy amablemente y yo me comí unas carrilleras de buey exquisitas pero que no pude terminar de la cantidad que había. El camarero y cocinero me informó que era solo una carrillera, pero de buey, así que háganse a la idea. El monasterio tiene una amplia zona de esparcimiento, con jardín y un frontón, ideal para ir con los niños. También hay un bonito paseo que recorre el valle.

 

MONASTERIO DE LA OLIVA. Está en un fértil valle junto al río Aragón y es una inmensa masa de piedra con un hermoso claustro. Les dejo aquí también el enlace a nuestra página web para una información más completa: https://turismodenavarra.com/monasterio-la-oliva/. Es importante que consulte los horarios antes de ir, ya que para las doce del mediodía cierra el monasterio y no lo abren hasta las cuatro. En su página web no he encontrado los horarios, pero en la de Turismo del Gobierno de Navarra sí que te lo indican.

 

 

Otro Monasterio que no puedes dejar de ver en Navarra es el Monasterio de San Salvador de Leyre. Se alza al este de Navarra limitando con Aragón, en el municipio de Yesa (Merindad de Sangüesa), a unos 50 km. de Pamplona, sobre el ramal del Camino de Santiago que procede de Jaca y discurre siguiendo el curso descendente del río Aragón. Asentado a mitad de ladera de la Sierra de Leyre, coronado por el Pico Arangoiti (1355 m), rodeado por bosques de hayas, pinos royos, quejigos, robles y carrascales, ofrece una soberbia vista sobre el embalse de Yesa, que aporta la pincelada turquesa al hermoso paisaje prepirenaico. Visitar la Abadía de Leyre, o acogerse a su hospitalidad, ¡o ambas cosas!, es además de una experiencia inolvidable, un verdadero viaje en el tiempo. Sus piedras pueden hablarnos con orgullo de más de 1.000 años de Historia.

Por último, otros Monasterios muy interesantes en Navarra son el Monasterio de Fitero, Monasterio de Tulebras y el Monasterio de Irache, pero esto ya lo dejamos para otro día.

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